La gestación de un nuevo ser es un proceso natural, pero no por ello deja de ser complejo y no exento de riesgos. El desarrollo del feto puede verse alterado por múltiples causas, entre ellas enfermedades de la madre, influencia negativa de agentes externos o anomalías del producto de la concepción que pueden acarrear graves consecuencias para el futuro bebé e, incluso, poner en peligro su vida.