Se produce sobre todo en situaciones de estrés, sensación fuertes, de riesgo, ante un examen o una pregunta comprometida. Es segregada por las glándulas suprarrenales y se encarga de poner al organismo en situación de alerta.

En estas situaciones, junto con la adrenalina, las glándulas suprarrenales también liberan noradrenalina y ambas ponen en marcha el sistema defensivo y de reserva del organismo: aumentan el ritmo cardíaco y respiratorio, se eleva la tensión arterial, disminuye la actividad digestiva y se incrementa la sudoración y el tono muscular.

La adrenalina tiene un efecto sobre los vasos sanguíneos de la piel, provocando contracción vascular de ahí que al principio aparezca palidez. Luego tiene un efecto contrario, dilatando los vasos lo que hará que aparezca el enrojecimiento.

Las descargas bruscas de adrenalina en el organismo generan angustia, irritabilidad, tensión e intranquilidad, de ahí lo poco indicado que se mantengan situaciones de estrés continuadas.