La dermatoscopia digital es un estudio de la piel a través de un sistema óptico y una fuente de luz que permite transparentar las capas superficiales de la piel y magnificarlas.

Esta técnica es muy útil para ayudar al dermatólogo a definir la naturaleza de las lesiones cutáneas y, en especial, la benignidad o malignidad de los nevus (lunares o pecas). 

La utilización de una luz polarizada junto a una lente de aumento permite visualizar y aumentar las lesiones en la pantalla de un ordenador. Gracias a un sofisticado software, se pueden grabar las imágenes obtenidas para poder compararlas posteriormente de forma periódica. De esta forma, cuando en una lesión se produce un cambio todavía imperceptible para el ojo humano, se puede detectar de forma precoz. Por ello, en ciertos pacientes, es importante realizar un control digitalizado de los lunares una vez al año, lo cual nos ayudará a prevenir un melanoma o cáncer de piel. 

Por otro lado, en pacientes con múltiples lunares y alto riesgo de melanoma, la dermatoscopia digital permite reducir a necesidad de extirpar múltiples lesiones benignas pero de aspecto dudoso a la simple inspección visual

Algunos de los signos de alerta que nos pueden orientar  a la hora de detectar una posible lesión maligna sobre la piel responden a las siglas ABCD (denominados así por la Organización Mundial de la Salud), que responden a las siguientes características:

A: Asimetría del lunar. Los lunares benignos suelen ser redondos y simétricos. 

B: Borde irregular. Poco nítido en forma de arco o de zigzag. 

C: Coloración. La pigmentación es poco uniforme con zonas claras, oscuras o con distintos colores. 

D: Diámetro. Superior a 6 milímetros. Los lunares suelen ser más pequeños.

Fuente: novoclinic