El ictus o accidente cerebrovascular (ACV) incluye términos como infarto cerebral, hemorragia cerebral, apoplejía, trombosis cerebral, embolia cerebral y términos populares como "derrame cerebral" o "coágulo en la cabeza".

Es un trastorno a nivel circulatorio cerebral, caracterizado por su brusca aparición, y que implica una alteración del flujo sanguíneo. El daño tisular se produce por la falta de oxigenación en los tejidos. El factor tiempo es muy importante a la hora de instaurar un tratamiento, ya que vamos a tener una menor necrosis tisular si la zona sometida a isquemia reanuda el flujo cuanto antes.

Los síntomas que va a presentar dependen del territorio cerebral afectado por la disminución del flujo sanguíneo y son variados, pero en general los más frecuentes son:

– Pérdida de fuerza de la cara, brazo y/o pierna de un lado del cuerpo (hemiparesia).

– Asimetría de la boca.

– Alteración de la sensibilidad en cara, brazo y/o pierna de un lado del cuerpo (hemihipoestesia)

– Trastornos de la comunicación, como disartria o afasia. – Pérdida súbita de visión total o parcial en uno o ambos ojos (amaurosis fugax)