El misoprostol, un abortivo ilegal

Es el método más popular entre las inmigrantes suramericanas que recurren a un aborto ilícito. Se calcula que cada mes, alrededor de 1.000 mujeres, sobre todo brasileñas, colombianas y ecuatorianas, pero también subsaharianas, residentes en España, interrumpen su embarazo en las primeras semanas.

El método es simplemente introducirse en la vagina varias pastillas de misoprostol, un fármaco de venta en farmacias con receta médica e indicado como protector gástrico, aunque apenas se usa ya con esa intención.

El producto dilata el cuello del útero y provoca intensas contracciones, de manera que, bien aplicado en las primeras semanas de gestación, es eficaz en más del 90% de los casos para poner fin a ésta. Y es mucho más barato que un aborto legal, que en un centro privado autorizado asciende a alrededor de 450 euros.

Aunque los farmacéuticos están alerta de su uso indebido, todavía se puede conseguir sin receta en algunas boticas al precio de 10 euros la caja de 40 pastillas, suficientes para un tratamiento abortivo. En el mercado irregular, a través de locutorios e internet, el precio de cada comprimido (se necesitan entre ocho y doce) asciende a 10 o 20 euros.

A partir de ahora, el uso ginecológico del misoprostol será legal en España, siempre que se prescriba y utilice en un hospital. Sanidad lo ha autorizado en siete casos.

La aprobación se produjo el pasado mes de marzo, pero las nuevas presentaciones del misoprostol todavía no están a la venta y se calcula que no llegarán a las farmacias hospitalarias antes de finales de 2009. El reconocimiento de la utilidad de esta medicación en las consultas de ginecología es una vieja demanda de los profesionales.

«No sólo es un abortivo eficaz en el primer y segundo trimestre de embarazo, sino que por su potencia para dilatar el cuello uterino se emplea en, al menos, otros seis procedimientos», subraya Josep Carbonell, director de la Clínica Mediterránea Médica de Valencia, centro autorizado para realizar interrupciones voluntarias del embarazo (IVE), y asesor científico del laboratorio que ha desarrollado las nuevas indicaciones del producto.

Así, se emplea como sustituto de la oxitocina para inducir el parto a término, para facilitar la colocación de un dispositivo intrauterino (DIU), una histeroscopia quirúrgica o una biopsia endometrial; para promover la expulsión de un feto que ha fallecido o facilitar el aborto quirúrgico y para prevenir y tratar la hemorragia posparto. Incluso, se investiga en reproducción asistida para mejorar la tasa de embarazo tras una inseminación artificial.

En desuso

Los ginecólogos están dando una nueva vida al misoprostol, un producto que como protector gástrico se utilizaba en pacientes con úlcera péptica o con reflujo gastroesofágico y en usuarios de antiinflamatorios no esteroideos (AINE) susceptibles de sufrir hemorragias digestivas.

En España, se autorizó su uso con esta indicación en 1989. Veinte años después, todavía se comercializan varias presentaciones del medicamento: la más popular es Cytotec, que se utiliza para enfermos digestivos y es la que copa el mercado irregular.

Pero hay otras dos, Artrotec y Normulen, autorizadas para enfermos con artritis reumatoide y artrosis y que también son conocidas en los circuitos de venta ilegal, ya que son más sencillas de adquirir sin receta en las farmacias sin levantar tanta sospecha. Estos productos combinan el misoprostol con un antiinflamatorio, el diclofenaco. Con esta mezcla se pretende evitar los potenciales efectos adversos digestivos del segundo.

Su cuota de mercado es, sin embargo, baja. «Como protector antiulceroso ha sido superado por fármacos más modernos, como el omeprazol, que es más eficaz y no provoca diarreas. Apenas se prescribe y, además, los médicos conocen su uso irregular como abortivo y procuran no recetarlo», explica Santiago Cuéllar, responsable del departamento técnico del Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos. Los boticarios están también avisados, desde hace tiempo, de esta circunstancia y de que deben exigir receta para certificar que se emplee de forma apropiada.

Aún así, la utilización como abortivo fuera del circuito sanitario es un hecho. SALUD ha comprobado la sencillez con la que Cytotec se puede adquirir a través de internet. Gladys, una mujer con un suave acento suramericano, facilita su número de teléfono móvil y lo ofrece al precio de 15 euros por pastilla. Asegura enviar el producto en 24 horas desde Barcelona a Madrid, una vez que el cliente ingrese el dinero acordado en una cuenta bancaria.

El uso de misoprostol como método abortivo irregular se ha extendido entre los países con leyes más restrictivas con la interrupción voluntaria del embarazo, como los suramericanos. Se inició hace poco más de 15 años en Brasil. De hecho, el gobierno de este país lo retiró del mercado a finales de los 90 por este motivo. «Las únicas mujeres que recurren a este método en España son inmigrantes. Las españolas no tienen necesidad porque pueden acudir a una clínica autorizada y someterse a un aborto legal», señala Carbonell.

«Los hemos detectado en prostitutas nigerianas que traen la medicación de Madrid», explica José Vázquez, médico de familia almeriense y miembro del grupo de Atención al Inmigrante de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC).

«Es un remedio muy conocido en los países en vías de desarrollo, porque desde hace años está autorizado para el aborto en las primeras semanas por la OMS [Organización Mundial de la Salud] », apostilla Pascual Piñera, coordinador de Urgencias del Hospital de Cieza, en Murcia. A este centro han acudido jóvenes inmigrantes solicitando una receta de misoprostol «para proteger el estómago», y mujeres con abortos en marcha supuestamente espontáneos, hemorragias y expulsiones incompletas, que indican el uso de la medicación.

«Conocemos sólo una parte, la de las que acuden al médico cuando tienen complicaciones. Pero la mayoría no va a tener problemas importantes. Generalmente, consiguen abortar. Los inconvenientes se plantean cuando no toman una dosis suficiente y no logran la expulsión. Otra complicación es que el embarazo siga su curso, ya que el producto es potencialmente teratógeno y puede causar daños en el feto», subraya Lorenzo Arribas, médico de familia del grupo de Atención a la Mujer de semFYC.

En este sentido, destaca la importancia de ayudar a estas pacientes: «Hay que explicarles los riesgos que corren y, ante la sospecha de que hayan usado el producto, valorar si el embarazo se ha detenido o si necesitan un legrado posterior y hay que remitirlas a un servicio de ginecología». Lo dice porque sabe de compañeros en los que «predomina en exceso la mirada hacia la legalidad o la ilegalidad y no prestan el apoyo adecuado».

Josep Carbonell conoce muy bien la problemática que ha rodeado el uso ginecológico del misoprostol en los últimos años. Más bien la ha padecido. Fue uno de los primeros profesionales que empezó a utilizarlo como abortivo en España y, en 1993, fue denunciado y expendientado por este motivo. De hecho, su caso contribuyó a que, finalmente, hace unos años se aceptase incluirlo en los protocolos de aborto farmacológico autorizados por el Ministerio de Sanidad, pero sólo en las clínicas acreditadas.

Para Carbonell, la amplitud de las indicaciones autorizadas ahora por la administración sanitaria españoles es una suerte de triunfo personal. «Se ha resuelto el uso diario ‘ilegal’ que se hacía de este fármaco», señala. La interrupción del embarazo se despenalizó a nivel nacional en 1985 y en 2000 se aprobó el primer tratamiento abortivo farmacológico, la mifepristona o RU-486, limitando su empleo a las primeras semanas de embarazo y en centros sanitarios autorizados. Poco después, empezó a introducirse el misoprostol, al comprobar que la combinación de éste con la RU-486 mejoraba la eficacia del tratamiento.

Era el único uso ginecológico autorizado en España hasta ahora. Porque, aunque muchos profesionales hospitalarios lo utilizaban en las consultas de ginecología y obstetricia, debían hacerlo «un poco bajo manga», como señala uno de estos especialistas.

Al tratarse de un fármaco con otra indicación, los médicos que querían administrarlo debían someterse a un trámite burocrático, denominado uso compasivo, y solicitar permiso al Ministerio de Sanidad justificando el motivo de su petición. «Nosotros hacemos 50 histeroscopias a la semana y dilatamos el cuello del útero con Cytotec, así que no podemos perder tiempo en esperar respuesta al papeleo. Lo damos y luego llega la autorización», admite un ginecólogo hospitalario.

La Agencia Española del Medicamento autorizó, en 2004, 8.000 usos compasivos de misoprostol en procedimientos ginecológicos y, en 2005, 6.000. La tendencia en los años siguientes ha sido similar.

España es pionera en la decisión de aceptar el uso ginecológico de misoprostol. Ningún otro estado europeo lo ha reconocido oficialmente, si bien la investigación científica sobre las ventajas de este producto ha sido ingente en los últimos años y ha dado lugar a su inclusión en la lista de medicamentos esenciales de la OMS, sobre todo para favorecer los procedimientos de interrupción del embarazo y el tratamiento de las hemorragias posparto en los países en vías de desarrollo.

Estados Unidos era la excepción. Lo incluyó en la lista de medicamentos autorizados en septiembre de 2000, pero lo limitó únicamente al aborto médico. En el continente africano, donde la interrupción del embarazo está mayoritariamente prohibida, también se ha registrado el uso de misoprostol en siete países, aunque no para detener la gestación, sino para prevenir y tratar la hemorragia posparto, una de las primeras causas de mortalidad femenina en el mundo.

¿Afectará la legalidad de misoprostol y la aparición de nuevas presentaciones adaptadas al uso ginecológico a su comercio irregular? Muchos opinan que no tendrá efecto y que los colectivos que lo emplean seguirán haciéndolo e importando Cytotec de otros países donde es más asequible o adquiriendo éste o los nuevos formatos a través de la gran farmacia ilícita: internet. 

Tres nuevos productos 

El misoprostol ginecológico estrenará nueva presentación. Será en comprimidos vaginales, en vez de las pastillas de la actual forma gástrica. Esta última había demostrado ser igualmente eficaz cuando se administra por vía oral o genital, aunque, al parecer, la biodisponibilidad de la molécula es tres veces superior cuando se introduce en los genitales femeninos. Está previsto que durante este año se lancen tres nuevos productos:

Misive 200 microgramos. Para la interrupción terapéutica del embarazo, dilatación del cuello del útero en el aborto quirúrgico, inducción al parto en caso de muerte fetal y tratamiento del aborto espontáneo.

Misofar 200 mcg. Para dilatar el cérvix del útero para histeroscopia u otros procedimientos que requieren acceder a la cavidad uterina.

Misofar 25 mcg. Para favorecer la inducción del parto a término.