La cafeína es una sustancia que se encuentra de forma natural en las hojas, semillas y frutos de, al menos, 60 especies diferentes de plantas en todo el mundo y forma parte de un grupo de compuestos conocidos como “metilxantinas”. Las fuentes más conocidas de cafeína son el café y el té. La cantidad de cafeína en estos alimentos depende de la variedad de la planta y también del método de preparación de la infusión. Las bebidas que contienen cafeína se llevan consumiendo en todo el mundo desde hace miles de años, y es uno de los ingredientes activos que más se ha estudiado. Pese a ello, todavía existe una cierta controversia y ciertas ideas erróneas sobre estos alimentos

La cafeína es una sustancia farmacológicamente activa y que actúa como un estimulante leve del sistema nervioso central. Todos los efectos de la cafeína son transitorios y generalmente se pasan a las pocas horas. Cuando se consume de forma habitual, se desarrolla una tolerancia a muchos de los efectos de la cafeína. Por ejemplo una persona que consume cafeína de forma habitual puede beber varias tazas de café en pocas horas y apenas notar efectos, mientras que una persona que no es un consumidor habitual puede notar el efecto estimulante después de una única taza. Las personas que notan insomnio con la cafeína, aprenden a no consumirla antes de irse a la cama. Además existe una cierta sensibilidad individual. Como en tantos otros aspectos de la vida, la moderación y el sentido común son los puntos clave. El consumo moderado de cafeína (menos de 300 mg, similar a 3 tazas de café al día) no tiene efectos nocivos sobre la salud.

El consumo moderado de cafeína puede tener ciertos efectos beneficiosos. En ciertos estudios científicos se ha demostrado que los individuos que consumen cafeína pueden tener un aumento de la memoria y mejor rendimiento en las tareas de razonamiento. Además, los consumidores de cafeína obtienen en los estudios una mejor puntuación en las pruebas de habilidad motora, tienen un mejor tiempo de reacción y una mejor vigilancia visual y auditiva. La cafeína puede aumentar la alerta, y eso lo podemos notar cuando consumimos café para mantenernos despiertos, cuando estudiamos o trabajamos.  Aunque a lo largo de los años se ha relacionado el consumo de cafeína y café con ciertos cánceres pero no se ha demostrado ninguna relación en los estudios científicos. En general las líneas guía de la Sociedad Americana contra el Cáncer establecen que no existe ninguna evidencia de que la cafeína sea un factor de riesgo en el cáncer humano.

La relación de la cafeína con las enfermedades cardiovasculares es otra área que se ha examinado exhaustivamente. Aunque en los primeros estudios se había establecido una relación entre el excesivo consumo de café y las cardiopatías, no se tuvieron en cuenta otros factores de riesgo, como la dieta y el tabaquismo. En un estudio realizado por la Universidad de Harvard, en el que se incluyeron a más de 45.000 varones y se ajustaron los principales factores de riesgo cardiovasculares, incluyendo la ingesta de grasas, colesterol y el tabaquismo no se detectó ningún aumento sustancial en el riesgo de enfermedad coronaria, ni cerebro-vascular en relación con la cafeína. En otro estudio epidemiológico importante, realizado en más de 85000 enfermeras americanas, a lo largo de 15 años, no se encontró ninguna relación entre el consumo de café y el riesgo de cardiopatía. En general podemos concluir que la cafeína no tiene ningún efecto adverso sobre el riesgo cardiovascular.

Existe la creencia popular de que el café eleva la tensión arterial; Sin embargo, lo que identificamos como que “una taza de café me sube la tensión” es realmente el efecto estimulante del sistema nervioso, que se ha mencionado previamente. Los estudios científicos realizados muestran que la elevación de la tensión arterial producida por el consumo de cafeína es mínima y, en cualquier caso, mucho menor que las elevaciones de la tensión arterial producidas por las actividades normales de la vida diaria. También se ha estudiado la posibilidad de que el consumo de cafeína facilite la producción de arritmias cardiacas, pero parece que el consumo moderado de cafeína no aumenta la posibilidad de inducción, ni la frecuencia y severidad de las arritmias cardiacas.

En cuanto a la posible relación con los embarazos, en los estudios científicos no se ha encontrado que el consumo de cafeína sea un factor importante en mujeres que estaban siendo tratadas por infertilidad. Tampoco el consumo moderado de cafeína por mujeres embarazadas parece tener ningún efecto secundario importante sobre el feto, ni existe ninguna relación entre la ingesta de cafeína y el peso del recién nacido, la longitud del recién nacido ni la circunferencia de la cabeza.

En algunos estudios en los que se ha seguido la evolución de los niños a edades hasta los 8 meses, 4 y 7 años tampoco se ha encontrado ninguna relación entre la ingesta de cafeína durante el embarazo y los parámetros de desarrollo mental o inteligencia a estas edades. Tampoco está aumentado el riesgo de abortos espontáneos en relación con el consumo moderado de cafeína (hasta 300 mg al día). En un estudio realizado por el National Cancer Institute en el que se incluyeron a más de 3.000 mujeres se demostró que no existía ninguna relación entre la ingesta de cafeína y la mastopatía fibroquística.

Otra área de especial interés es el tema de la osteoporosis. Se ha demostrado que la cafeína aumenta ligeramente la secreción urinaria de calcio ligeramente y se ha sugerido que la ingesta de cafeína podría ser un factor de riesgo para la osteoporosis. En algún estudio se observó que la ingesta de cafeína durante la vida en las mujeres se asociaba a una menor densidad mineral ósea. Sin embargo esta asociación solo se vio entre las mujeres que tenían una baja ingesta de leche, lo que sugiere que el café sustituyó al consumo de leche en estas mujeres. El posible efecto de la cafeína sobre la secreción urinaria de calcio queda sobrepasado cuando se añade algo de leche.

Adicción a la cafeína. Efectivamente, hay personas que se declaran “adictas” a la cafeína, hablando de forma coloquial. Como ya se ha mencionado, dependiendo de la cantidad de cafeína ingerida se puede considerar que es un estimulante leve del sistema nervioso central. Cuando el consumo regular de cafeína se suspende de forma abrupta algunos individuos pueden presentar síntomas de abstinencia como cefaleas, fatiga o mareos. Estos efectos generalmente son temporales durando un día o dos y a menudo se pueden evitar si se suspende la cafeína en forma gradual. Es más, la mayoría de los consumidores de cafeína no muestran el comportamiento compulsivo característico de las drogas de abuso, ni se producen las terribles consecuencias físicas y sociales que se asocia con el uso de las drogas. 

Los niños consumen significativamente menos cafeína, siendo su ingesta diaria media es de alrededor de 38 mg. Sus principales fuentes de cafeína son el té y las bebidas carbonatadas con cafeína. A diferencia de lo que se cree popularmente, los niños, incluyendo los diagnosticados como hiperactivos, no son más sensibles a los efectos de la cafeína que los adultos. Al igual que sucede con otros alimentos, se aconseja a los padres usar el sentido común para decidir cuantas comidas y bebidas que contengan cafeína deben dar a sus hijos.

Alimento

Contenido medio de cafeína

taza de café

60-180 mg

taza de café descafeinado

1-5 mg

taza de té

20-80 mg

bebidas con cafeína

20-25 mg

taza de chocolate con leche

2-7 mg