Hiperplasia benigna de próstata
Proliferación benigna del tejido epitelial y estromal prostático que afecta de forma casi generalizada al varón con el envejecimiento, de tal forma que está presente en un 90% de los individuos de más de 90 años.
Cuando condiciona agrandamiento glandular provoca un síndrome obstructivo en el tracto de salida de la vejiga, causante de un cuadro clínico característico en el varón denominado prostatismo.
Prevalencia
La hiperplasia benigna de próstata (HBP) es el neoplasma benigno más frecuente del varón humano mayor y su prevalencia aumenta progresivamente con la edad. La frecuencia de hiperplasia benigna de próstata, histológicamente identificable, es superior al 50% para varones de 60 años de edad. Esta incidencia llega al 90% para los hombres de 85 años.
Aproximadamente el 50% de los hombres con evidencia micróscopica de HBP muestran un agrandamiento visible de la glándula y aproximadamente la mitad de estos desarrollarán síntomas clínicos de prostatismo.
Proceso patológico de la hiperplasia benigna de próstata
La HBP es un agrandamiento no canceroso de la glándula prostática. Hay cuatro condiciones interrelacionadas en el proceso patológico de la HBP:
- una hiperplasia anatómica de la próstata
- la presencia de síntomas, comúnmente referidos como prostatismo
- la presencia urodinámica de obstrucción
- la respuesta del músculo detrusor de la vejiga a la osbtrucción
Algunos enfermos muestran las cuatro condiciones y por lo tanto son lo que padecen la enfermedad considera por los urólogos como HBP. Otros enfermos pueden tener hiperplasia anatómica y evidencia urodinámica de obstrucción sin síntomas de prostatismo. Se dice que tiene "prostatismo silente".
Factores de riesgo
Los factores de riesgo más importantes para el desarrollo de HBP son el envejecimiento y la presencia de andrógenos. La etiología de la enfermedad es todavía mal conocida. Faltan datos a largo plazo sobre la historia natural y el tratamiento de la HBP y son escasos los indicadores de cuando debe iniciarse el tratamiento de estos enfermos. Debido a este desconocimiento, existen variaciones significativas en los tipos de tratamiento seguidos tanto en las distintas zonas de los EE.UU como entre los países desarrollados.
Una de las recomendaciones más precisas que se debe hacer es que el enfermo debe constituir el eje alrededor del cual girará la toma de decisiones tanto sobre el proceso de diagnóstico como el tipo de tratamiento a seguir.
Tratamiento de la hiperplasia benigna de próstata
Los enfermos asintomáticos con agrandamiento de próstata debido a un HBP rara vez requieren tratamiento. Para aquellos que tienen alguna complicación específica debido a la HBP como por ejemplo retención urinaria, la cirugía prostática es probablemente la forma más apropiada de tratamiento. Todos los demás pacientes, de acuerdo con su médico, deberán decidir el tratamiebnto considerando las ventajas, inconvenientes y resultados de cada uno de los mismos.
La cantidad de información deseada puede variar de enfermo a enfermo. Para tomar una decisión sobre el tratamiento, el paciente deberá considerar cuantas son las molestias de sus síntomas y los posibles riesgos y beneficios de cada opción. El facultativo deberá guiar al paciente para que tome la decisión más apropiada sobre el tratamiento a seguir.
Espera vigilada
La espera vigilada es una estrategia de tratamiento adecuada para la mayoría de los pacientes. La probabilidad de la progresión de la enfermedad o del desarrollo de complicaciones de la HBP es incierta. Hasta que la investigación defina esta probabilidad, los enfermos que sigan la estrategia de la espera vigilada deberán ser monitorizados periódicamente para reevaluar la severidad de los síntomas, hallazgos físicos, análisis rutinarios de laboratorio y tests urológicos de diagnóstico opcionales.
Cirugía
De todas las opciones de tratamiento, la cirugía de próstata ofrece las mejores probabilidades de mejorar los síntomas. Sin embargo, la cirugía también presenta los mayores índices de complicaciones significativas.
La resección transuretral del próstata (TURP) es la intervención quirúrgica más frecuentemente utilizada en la HBP. La incisión transuretral (TUIP), una técnica de una eficacia casi similar, está limitada por factores técnicos a aquellos enfermos cuyo tejido prostático a extirpar pesa 30 gr o menos. La incisión transuretral puede ser llevada a cabo de forma ambulatoria o con un sólo día de hospitalización. La prostatectomía a cielo abierto se lleva a cabo exclusivamente en sujetos con una próstata de gran tamaño.
Seleccionando adecuadamente a los enfermos, los beneficios de los distintos tipos de intervención quirúrgica son probablemente equivalentes, aunque la incidencia de complicaciones varía según la técnica. La prostatectomía a cielo abierto, por ejemplo, tiene una morbilidad mayor y una convalecencia mayor que los otros métodos. La TUIP tiene la menor morbilidad y también la que presenta menores riesgos de una alteración eyaculatoria.
La cirugía no tiene porqué ser el último recurso, es decir, el paciente no tiene porqué ser sometido a otros tratamientos antes de ser operado. Sin embargo, es inapropiado recomendar un tratamiento quirúrgico a un enfermo con la única base de que la progresión de la HBP es inevitable y que el riesgo quirúrgico aumento con la edad. La hiperplasia benigna de próstata progresa muy lentamente y es muy variable según los enfermos.