Neumonía
La neumonía es una infección del aparato respiratorio que va más allá de los bronquios y afecta al tejido pulmonar.
Puede ser producida por diversos gérmenes, entre los que destacan la legionella y, sobre todo, el neumococo, una bacteria que da nombre a la enfermedad.
Según los expertos, la mayoría de la población, hasta un 60%, es portadora sana de la infección, pero la enfermedad se declara solo en aquellas personas cuyas defensas se encuentran debilitadas.
Entre un 5 y un 10% de los españoles sufren algún episodio de neumonía adquirida cada año. Se trata de una enfermedad que afecta especialmente a personas de edad avanzada y que supone un coste elevado, ya que en el 20% de los casos es necesaria la hospitalización del paciente.
Al igual que la gripe, la neumonía bacteriana se presenta con fiebre elevada (39º C o más), escalofríos con temblor, dolor en el pecho y tos. Sin embargo, hay algunos síntomas de alarma que aconsejan acudir al médico rápidamente, sin dudar.
Síntomas
La tos de la neumonía es una tos productiva, con esputo denso, amarillo o verdoso que contiene estrías de sangre. A medida que la enfermedad empeora, la respiración se hace más rápida y difícil y el pulso se acelera.
En los casos más graves, puede aparecer cianosis (coloración azulada de la piel), como síntoma de falta de oxígeno.
Esta infección suele ser especialmente grave en el caso de personas mayores que padezcan enfisema, bronquitis crónica o insuficiencia cardiaca.
Del mismo modo, es más fácil que la neumonía se produzca en niños bajos de defensas, con problemas de desarrollo o con bronquitis crónica, aunque también puede aparecer en el niño sano. En el resto de los casos, en general, el pronóstico es leve aunque se recomienda el ingreso hospitalario.
Tipos
- neumonía lobular (neumonía franca o neumonía fibrinosa): afección difusa de uno o varios lóbulos o de un segmento pulmonar, con alveolitis fibrinoleucocitaria. La neumonía lobular es causada muy frecuentemente por neumococo.
- bronconeumonía: neumonía que actúa por focos diseminados (zonas pulmonares sanas alternas con zonas inflamadas). Los bronquios y bronquíolos participan también del proceso inflamatorio. La bronconeumonía, contrariamente a la neumonía, puede ser causada por gran número de agentes patógenos.
Prevalencia
Cada año se registran en España alrededor de doscientos mil casos de neumonía, la mitad de los cuales, necesitan hospitalización.
La mortalidad por esta enfermedad se sitúa entre el cinco y el siete por ciento de los pacientes, porcentajes que pueden elevarse hasta un 18% cuando los enfermos presentan, además, factores de riesgo como cardiopatías, enfermedades pulmonares crónicas o alcoholismo. Los niños y las personas mayores son las principales víctimas.
La gravedad del proceso dependerá del estado de salud previo a la enfermedad y del tipo de neumonía. Entre los factores de riesgo que empeoran el pronóstico destacan enfermedades como la diabetes, la bronquitis crónica y el enfisema, la insuficiencia cardiaca, la insuficiencia renal y el cáncer.
Otros factores de riesgo son el alcoholismo, el tabaquismo, la desnutrición y la edad avanzada. También puede ser una enfermedad especialmente grave en personas inmunodeprimidas (con sus defensas bajas).
Tratamiento
En general, el tratamiento de la neumonía se basa en el suministro de antibióticos que disminuyan la causa específica de la infección y analgésicos que alivien el dolor y la fiebre.
En cualquier caso, es el médico quien debe decidir el tratamiento, que puede variar dependiendo del tipo de microorganismo que causa la enfermedad.
El problema al que se enfrentan actualmente los especialistas está en la resistencia, cada vez mayor, que presentan muchas bacterias a los antibióticos debido, principalmente, a la automedicación y al abandono del tratamiento.
En este sentido, los expertos insisten en la importancia de acudir con rapidez al médico, que tendrá en cuenta factores como la edad del paciente, la gravedad del proceso y la existencia de enfermedades subyacentes a la hora de elegir el tratamiento más adecuado para cada caso.
Antes del desarrollo de los antibióticos, la neumonía tenía consecuencias fatales. En la actualidad, incluso con la gama de antibióticos disponibles, es importante acudir al médico con rapidez, especialmente si el afectado pertenece a alguno de los grupos de riesgo, es decir, niños y ancianos.
En algunos casos, la enfermedad también puede ser causada por aspiración de líquidos procedentes del estómago, por sustancias químicas externas al cuerpo humano o por partículas microscópicas o polvo.