La sinusitis es una inflamación aguda o crónica de los senos paranasales (cavidades que están dentro de los huesos de la mejilla, y que se hallan alrededor de los ojos y detrás de la nariz). Las principales funciones de los senos son entibiar, humedecer y filtrar el aire en la cavidad nasal. Además, juegan un papel fundamental en la vocalización.

La sinusitis puede afectar a la nariz, a los ojos o al oído medio. Y puede manifestarse mediante una secreción nasal profusa, espesa y de color, goteo post-nasal de mal sabor, tos, congestión y dolor de cabeza. Otras manifestaciones pueden ser, nariz tapada, sensación de hinchazón facial, dolor de muelas, cansancio y fiebre.

Normalmente, el origen es un resfriado provocado por un virus que se ve agravado por una infección bacteriana secundaria. Además, la inflamación se puede deber a alergias crónicas que afectan a la parte superior del sistema respiratorio o a la irritación producida por el humo del tabaco y, en casos menos comunes, por una infección dental.

A medida que la mucosidad se acumula en el área y las membranas se inflaman, se obstruye la comunicación entre la nariz y los senos paranasales. El material infectado no puede salir de la nariz y se produce una presión que al cabo de un determinado tiempo origina dolor de cabeza.

Tipos de sinusitis

Se pueden diagnosticar dos clases de sinusitis. Por un lado, la sinusitis crónica, que puede estar causada por una infección viral, pero más a menudo por un trastorno inflamatorio crónico similar al asma bronquial.

Y por otro, la sinusitis aguda, provocada en la mayoría de los casos por una infección bacteriana, y usualmente por una complicación tardía de un resfriado común. Generalmente evoluciona a una complicación a los cinco o diez días de los primeros síntomas de una infección respiratoria viral.
Sin embargo, si bien los resfriados son la causa más común de la sinusitis aguda, aquellas personas con alergias también pueden sufrirla. Y es que las alergias pueden desencadenar la inflamación de los senos nasales y revestimientos de la mucosa nasal. Esta congestión impide que las cavidades sinusales se limpien de bacterias, aumentando sus posibilidades de desarrollar sinusitis.

Así, la sinusitis aguda es bastante frecuente. Se diagnostica generalmente mediante el examen clínico, y se trata mediante el consumo de antibióticos. El problema está en que muchos de sus síntomas se superponen con los de otros trastornos nasales frecuentes, de tal forma que el error en el diagnóstico y el sobretratamiento con antibióticos son frecuentes.

Diversidad de síntomas

Los síntomas de esta inflamación varían según el tipo de sinusitis que se padezca. Así, los síntomas de la sinusitis aguda se manifiestan mediante secreción de mucosa, dolores de cabeza y, ocasionalmente, fiebre. También si sangra la nariz, se dan ataques de tos o hay pérdida del olfato total (anosmia) o parcial (hiposmia). En la sinusitis aguda el dolor se localiza alrededor del ojo, debajo de su órbita o en la frente, pudiendo ser acentuado.

En el caso de la sinusitis crónica, el dolor es menor e incluso puede no darse, pero la secreción purulenta o mucopurulente y la congestión nasal permanente también aparecen. El paciente tiene, a veces, mal sabor de boca y mal aliento. La congestión nasal también provoca voz nasal.
Por otro lado, los síntomas de la sinusitis son diferentes en cada persona y, dependen en gran medida de la edad del individuo. En los niños pequeños pueden incluir goteo nasal que dura entre siete y diez días, tos nocturna y diurna e hinchazón alrededor de los ojos. En niños mayores y adultos los síntomas más normales son goteo nasal o síntomas de resfriado, dolor de cabeza, molestias en la cara, mal aliento, tos, fiebre y dolor de garganta.

¿Cómo se trata?

Para eliminar la sinusitis lo que los médicos generalmente utilizan es una combinación de medicamentos. El tratamiento mediante el consumo de antibióticos puede erradicar las bacterias que han invadido el seno paranasal. Pero si además se da algún factor extra que contribuya a la enfermedad, también deberá ser tratado.

Por ejemplo si existe una desviación nasal que impida el correcto drenaje de los senos, deberá ser corregido quirúrgicamente o si existe un proceso alérgico, deberá recibir el tratamiento adecuado para evitar que se sigan persistiendo los síntomas.

En cualquier caso, el tratamiento específico de la sinusitis se determina por el facultativo. Éste se basará en factores como la edad del paciente, el estado general de salud y su historial médico; además del estado de desarrollo en que se encuentra la enfermedad. También se tiene en cuenta la tolerancia a determinados medicamentos, procedimientos o terapias y las expectativas para la trayectoria de la enfermedad.

Asimismo, el tratamiento a largo plazo para controlar y reducir la sensibilidad alérgica, puede ser efectivo para prevenir el desarrollo de sinusitis en personas con alergias. Este tratamiento puede incluir inmunoterapia, medicamentos anti-inflamatorios, descongestionantes y medidas de control ambiental.

Se necesitará de una intervención quirúrgica en los casos en que exista sinusitis aguda complicada, sinusitis insensible a la terapéutica médica enérgica y sinusitis crónica recidivante (más de cuatro episodios al año). Las intervenciones quirúrgicas deben ir acompañadas de tratamiento médico, que incluye el consumo de corticosteroides tópicos para minimizar  la reaparición de pólipos nasales.

En las intervenciones quirúrgicas lo que se hace es un lavado sinusal, la creación de un orificio ensanchado para proporcionar drenaje efectivo y la separación del tejido enfermo.