Las dietas hiperproteicas son muy populares en el tratamiento de la obesidad, desde los años 60. Se basan en permitir los alimentos ricos en proteínas, que habitualmente son también ricos en grasas, pero son restrictivas en otros alimentos que contienen carbohidratos. Se conocen variaciones del mismo concepto. Desde la famosa dieta del Dr. Atkins a la más reciente de Montignac. Ningún libro sobre dietas ha sido tan seguido como el del Dr. Atkins, del que se vendieron más de 10 millones de copias. Sin embargo, a pesar de su popularidad, se han realizado pocos estudios científicos sobre la eficacia y seguridad de las mismas. Ahora vuelven a ser actualidad por la reciente publicación de 2 estudios sobre estas dietas en la más prestigiosa revista médica, el New England Journal of Medicine. 

De cada 3 personas adultas en España, 1 padece obesidad, otra tiene sobrepeso y sólo la tercera tiene un peso normal. Y lo que es más preocupante…, que esta inclinación de la balanza en favor del sobrepeso va en aumento. El problema de la obesidad no es sólo una cuestión estética, sino las enfermedades asociadas al sobrepeso. Por ello son necesarias estrategias de salud pública para frenar esta epidemia. La población de los Estados Unidos de América ha reducido la ingesta total de grasa en los últimos años, a pesar de lo cual el aporte energético total sigue siendo elevado, por lo que la obesidad sigue aumentando. 

Existe un acuerdo general en que comer menos (reducir la ingesta calórica total), junto con hacer más ejercicio (aumentar el consumo de calorías), constituyen los puntos clave para perder peso. No está tan claro, sin embargo, el efecto que sobre la pérdida de peso tendría cambiar la composición de lo que comemos. El interrogante es si una dieta pobre o rica en proteínas y grasas tiene influencia sobre la cuantía de la pérdida de peso. Se ha dicho que una dieta baja en hidratos de carbono y rica en grasas y proteínas podría resultar menos apetecible y que además aumentaría la sensación de saciedad, con lo que se comería menos. Es importante recordar que prácticamente “todas las dietas funcionan cuando realmente se cumplen”. Los consejos dietéticos habituales que dan los científicos para las personas con obesidad se han focalizado en el contenido de grasas de la dieta, debido a que las grasa proporcionan alrededor de 9 Kcal/gramo, mientras que los carbohidratos y las proteínas solo 4 g/Kg. 

Las dietas ricas en grasas y proteínas, y pobres en hidratos de carbono, inducen cetosis y acidosis metabólica y son atractivas porque llevan a una pérdida relativamente rápida de peso. Esta pérdida inicial se debe a la eliminación de líquidos que se asocia a la menor ingesta de carbohidratos. A las pocas semanas se sigue adelgazando, pero más lentamente porque la pérdida de peso comienza a ser debida a la menor ingesta calórica total, es decir, a que se come menos. Ayuda a comer menos la disminución del apetito producida por la cetosis y algunas dietas añaden a esto otras restricciones, como por ejemplo no poder tomar la fruta después de una comida. 

En los artículos recientemente publicados en la revista New England Journal of Medicine se valoran los efectos de una dieta hiperproteica y baja en carbohidratos, en comparación con los de una dieta baja en grasas, sobre la pérdida de peso y sobre ciertos factores de riesgo cardiovasculares: tensión arterial, diabetes, niveles de colesterol y triglicéridos en sangre, y resistencia insulínica. Tales estudios, respectivamente, incluyeron 120 y 132 pacientes con obesidad mórbida. El 39% de los participantes padecía diabetes y el 43% presentaba un síndrome metabólico caracterizado por la asociación de obesidad, diabetes, resistencia a la acción de la insulina, hipertensión arterial, colesterol malo elevado, disminución del colesterol bueno, y ácido úrico elevado.

En ambos estudios, los participantes se distribuyeron al azar en 2 grupos recibiendo todos consejos nutricionales sobre su dieta. Al grupo asignado a ingerir una dieta pobre en hidratos de carbono y rica en proteínas se le proporcionó además el libro del Dr. Atkins como guía para su alimentación. No se les recomendó seguir ningún programa específico de ejercicio físico. La pérdida de peso tras 6 meses fue mayor en el grupo tratado con la dieta hiperproteica y baja en carbohidratos, en comparación con el grupo tratado con la dieta baja en grasa: los del primer grupo perdieron unos 6 Kg, frente a alrededor de 2 Kg en el segundo. Sin embargo, en el único estudio donde se siguió a los pacientes 12 meses no hubo diferencias significativas en la pérdida de peso experimentada por ambos grupos. La mayor pérdida de peso a los 6 meses en el grupo con dieta hiperproteica parece deberse a una menor ingesta calórica total, más que a un efecto directo de la composición de macronutrientes. En palabras sencillas, cuando en una dieta se te permite comer jamón y chorizo, pero no pan, además de evitar las calorías del pan, posiblemente también se coma menos embutido. Además, en el grupo con dieta baja en grasa disminuyeron sus cifras de triglicéridos en sangre (un tipo de grasas que suponen un riesgo cardiovascular), aunque los niveles de colesterol no se afectaron negativamente en ninguno de los grupos, ni tampoco se produjeron variaciones en la tensión arterial. Es decir, el perfil de riesgo cardiovascular no empeoró con la dieta rica en grasa y proteínas. 

¿Entonces la dieta hiperproteica es recomendable? Los problemas que se plantean son los siguientes: son sólo 2 estudios, y además con un número muy pequeño de pacientes (no llegan a los 300 entre ambos). Además, el número de pacientes que abandonan el estudio antes de terminarlo fue de alrededor del 40%, demasiado elevado para que se puedan extraer conclusiones definitivas. La pérdida de peso es pequeña con ambas dietas. Además es a corto plazo: un estudio a 6 meses y otro a 1 año. No hay ninguna evidencia de que la dieta sea efectiva a largo plazo. Por otra parte, una ingesta elevada de grasa saturada aumenta el riesgo cardiovascular y los estudios no examinan este tema a largo plazo. 

Al igual que la Sociedad Americana del Corazón, que revisa todas las evidencias científicas disponibles antes de formular recomendaciones, yo les recomiendo unas guías, basadas en las mejores evidencias científicas disponibles, en las que destaco el papel de la dieta rica en fruta, vegetales, fibra, carne magra, pescado, aves y lácteos desnatados, que se puede adaptar a las preferencias de cada individuo. Y les comparo con los estudios del grupo de epidemiólogos de Harvard, realizados con 75000 mujeres, que se siguieron durante 12 años, en el que se demostró que las que tenían una mayor ingesta de frutas y verduras era menos probable que se convirtieran en obesas. Las personas que desean perder peso y mantenerlo a largo plazo, que es el verdadero reto, necesitan cambios el estilo de vida, es decir, aumento del ejercicio físico y una dieta equilibrada. 

Peligros de las dietas hiperproteicas

En las décadas de los años 1960 y 1970, se pusieron de moda en los EEUU las dietas hiperproteicas, con ingesta abundante de líquido y pobres en hidratos de carbono, para el tratamiento de la obesidad. Se publicaron casos de fallecimientos repentinos entre algunos de los pacientes sometidos a tales regímenes de adelgazamiento, entre los que se encuentran algunos personajes famosos como Cristina Onassis. El mecanismo de estas muertes se puso en relación con ciertos cambios eléctricos en el corazón inducidos por tales dietas, aún en ausencia de enfermedad cardiovascular conocida previa. Si esta dieta del Dr Atkins es totalmente inocua es algo que deberá de establecerse en futuras investigaciones con un mayor número de pacientes seguidos durante un periodo de tiempo más prolongado. 

Desventajas de las dietas hiperproteicas:

1.     Restringen alimentos sanos que proporcionan nutrientes esenciales

2.     No son variadas y no se cubren los requerimientos nutricionales de micronutrientes, como vitaminas y minerales

3.     Suelen asociarse a una ingesta elevada de grasa saturada (la que eleva el colesterol) ya que la proteína recomendada suele ser principalmente de origen animal. 

4.     A menudo favorecen ideas erróneas sobre el modo de acción de los carbohidratos, las proteínas, la cetosis y la resistencia a la insulina.

5.     La pérdida de peso es inicialmente alta ero es sobre todo debida a la pérdida de líquido que se produce al suprimir los carbohidratos

6.     Es posible que produzcan problemas del sistema de conducción eléctrica cardiaco y arritmias. 

Ventajas de las dietas hiperproteicas:

1.     Al estar permitidos alimentos que habitualmente se prohíben en otras dietas, son más atractivas y para personas que ya han fracasado con otras dietas.

2.     La cetosis disminuye el apetito

3.     La rápida pérdida de peso inicial es muy estimulante, aunque gran parte es debido a pérdida de líquidos

4.     En definitiva, la pérdida de peso se debe a la disminución de la ingesta calórica total y no al reparto de los macronutrientes.